En los más de 600 hospitales católicos en Estados Unidos, no hay monjas ocupando cargos ejecutivos. Aunque las monjas fundaron y dirigieron estos hospitales con la misión de atender a los enfermos y pobres, con el tiempo se han convertido en grandes corporaciones que operan con fines de lucro. A pesar de que siguen reglas religiosas que prohíben ciertos tratamientos médicos, como el aborto, algunos hospitales han sido criticados por destinar una menor proporción de sus ingresos a la atención comunitaria. Actualmente, muchos sistemas de salud católicos están dirigidos por ejecutivos laicos en lugar de monjas.
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