Abigail Arellano guarda todas las facturas médicas de su hijo Samuel, quien fue herido de bala en un desfile, en una carpeta azul en su cocina. Las facturas siguen llegando y los costos médicos son altos, con visitas a la sala de emergencias y cirugías. La familia no tiene seguro y está contando con fondos de ayuda. Otros sobrevivientes también enfrentan dificultades financieras después del tiroteo. Recursos como donaciones y programas de compensación para víctimas están ayudando, pero la carga financiera es considerable. La familia Arellano ha recibido apoyo de organizaciones locales, como Unite KC, para cubrir algunas de las facturas médicas.
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