Fiona Lu, cuando estaba en noveno grado, sufrió de depresión y quería recibir terapia, pero su plan de Medi-Cal no cubría el servicio sin el consentimiento de un tutor. Lu se convirtió en activista para cambiar la ley y permitir a menores de 12 años recibir consejería de salud mental sin consentimiento de los padres. A pesar de oposición por preocupaciones sobre el control parental, la ley fue aprobada para igualar la cobertura de atención entre seguros públicos y privados. La ley busca garantizar que los jóvenes de familias de bajos ingresos tengan acceso a servicios de salud mental necesarios.
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